(A.A.R.)
La música en general, y las artes visuales en particular, deben a John Cage la posibilidad de asistir a eventos interactivos, de estratos independientes y también simultáneos. Sin su legado no sería posible entender el último medio siglo de la cultura internacional, donde la convivencia y las hibridaciones han sido santo y seña de millones de historias.
John Cage ha integrado en su obra, como un todo coherente, ruido y silencio, azar y procedimientos sistemáticos, improvisación y repetición. Así, la historia de AlNorte 2012, la XI Semana de Arte Contemporáneo de Asturias que clausuramos hoy, tenía que rendir un homenaje al compositor norteamericano en el centenario de su nacimiento. Será esta tarde (galería Espacio Líquido, Gijón, 20 horas) donde EL COMERCIO ofrece una experiencia sonora basada en el proceso y el atrevimiento, sumergiendo al oyente en un viaje sobre las ideas. Plantaremos cara a las numerosas crisis que nos acechan y, si es posible, actuaremos como generadores de nuevos caminos, brindando también por el futuro.
De la mano de Amores, prestigioso grupo de percusión de Valencia que toma su nombre de una obra homónima de Cage, apostaremos por la memoria, la improvisación, el ingenio, el misterio y la ironía. Porque esa «utilidad de la inutilidad del arte» siempre es una buena noticia, un cambio de mente o de espíritu. La música como integración, con una falta de propósito intencionada o como un juego sin propósito. Un broche de oro a la primera edición de la segunda década de AlNorte.
«Yo prefiero las risas a las lágrimas» (John Cage)